Las cuatro tribunas del “Maracana” vibraron en la ceremonia de cierre del torneo. Eran las tres de la tarde cuando el réferi Nicola Rizzoli hizo hace sonar su silbato para que se mueva el balón. El mundo se paralizó por más de dos horas: Alemania y Argentina se verían las caras por tercera vez en un Mundial de Fútol. Ambos querían cobrarse el desempate.
JUGADORES A LA CANCHA
Desde el arranque del encuentro, los equipos de Alejandro Sabella y Joachim Löw hicieron de todo para meterse en el campo del rival. Muchos errores, como la falta de precisión, hicieron que el marcador se mantuviera sin goles durante el primer tiempo.
Para el segundo tiempo el balón nuevamente rodó por el césped, los hinchas argentinos y alemanes renovaron sus eufóricos cánticos y vítores para alentar a sus equipos.
Minuto 46, el Argentino “Pipita” Higuaín logró disparar el balón que se clava en el arco Alemán. El Maracaná enmudeció solo por un instante para luego desatarse la locura en las tribunas. Higuaín estaba en posición adelantada y el gol se anulaba.
Con el festejo interrumpido, la furia de los argentinos se desató contra el juez Rizzoli.
Löw y sus muchachos comprendieron que debían atacar más si querían ser campeones. Los ataques iban desde el arco de Neuer hasta el arco de Romero. Los hinchas se impacientaban con la cercanía del final del partido.
SUPLEMENTARIO Y VICTORIA ALEMÁN
Después de una serie de ataques entre alemanes y argentinos, el encuentro terminó empatado. Se venían los minutos extras y la posibilidad de la tanda de penales se hacía muy cercana. El primer suplementario se hizo de ida y vuelta, las jugadas de riesgo sucedían a los alemanes y argentinos por igual.
En los últimos quince minutos del complementario, Alemania salió con todo su poder al igual que Argentina, que asustó más de una vez. Pero en una jugada rápida por la y zquierda que terminó en centro, fue recibida por Götzewww quien la paro de pecho de manera extraordinaria para inflar las redes “gauchas” y darle el cuarto título mundial a su selección.
La desazón de Lionel Messi lo hacía perderse en un mar de errores, incluso fallo un tiro libre que hizo rezar a miles de argentinos esperando empatar el partido e irse a los penales esperar a que la suerte juegue a su favor.
Pero ya todo estaba dicho. El árbitro Rizzoli miró su reloj y tocó el silbato dando por terminado el encuentro. Alemania era campeón del mundo.
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